La dictadura militar de 1976
En
los años 70 numerosos golpes de estados y sangrientas dictaduras tuvieron lugar,
en toda la región latinoamericana, bajo la justificación de recuperar el orden
y la paz.
En
Argentina los sectores de poder, en respuesta del accionar de las
organizaciones y movimientos revolucionarios, temían la posibilidad de perder
su posición y privilegios; por esta razón en marzo de 1976, aprovechando la
crisis generalizada y el malestar social, las Fuerzas Armadas derrocaron al
gobierno de María Estela Martínez de Perón. Así se dio inicio a la dictadura
que sería recordada por las desapariciones, asesinatos, torturas y todo tipo de
crímenes inimaginables.; acción que no tuvo resistencia por parte de los
sectores medios menos comprometidos, dado que la crisis extendió el discurso de
que solo un acontecimiento tajante culminaría la misma.
El
plan del gobierno de facto del 76 -con las Fuerzas Armadas a la cabeza- contaba
con tres dimensiones especificas en las que se actuaria; en el plano económico,
en el plano político gracias a la represión sistemática y la
implementación del terror como método de presión, y, por último, en el vaciamiento
intelectual y cultural amparándose en el objetivo de restablecer el “orden
nacional”. Además, se unificó el poder y se pusieron en jaque todos aquellas
instituciones y agrupaciones revolucionarias.
En
cuanto al mercado, se modificó el rol que tenía el salario dentro del
funcionamiento de la economía; la especulación financiera se convirtió en el
nuevo modelo haciendo que las inversiones giraran a ese sector y, por ende, que
cerraran numerosas industrias. La actividad gremial fue prohibida y sus dirigentes
sindicales perseguidos y torturados. Asimismo, el nuevo proceso de
desindustrialización trajo un cambio en la división del trabajo que repercutió
en la estructura de financiación de la seguridad social, haciendo que las
contribuciones personales de los trabajadores aumenten y las de los empleadores
se eliminen. Todo esto, hizo que una importante cantidad de profesionales y
trabajadores emigraran porque no estaban de acuerdo con la coyuntura política,
proceso denominado “fuga de cerebros”.
Los
hospitales públicos comenzaron a proveer servicios gratuitos solamente a las
personas que demostraran su nivel de pobreza, y hubo un inmenso desplazamiento
de los sectores populares a las zonas suburbanas gracias al desalojo masivo, el
aumento de las tasas de interés de los créditos hipotecarios y la suba de los
alquileres. Todas estas políticas servían para mostrar una imagen de la ciudad
porteña en donde la pobreza quedara “oculta” -a vista de la burguesía-.
Con
la reconstrucción del neoliberalismo en la economía, el terrorismo fue la
esencia de la política del Estado el cual tuvo dos facetas, una tenía que ver
con las acciones públicas que incluían poderes ilimitados y en la otra se
encontraba la represión implementada en la clandestinidad la cual no tenía
normas específicas pero si un fin: subordinar intereses ajenos.
En
1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas registro 8960
personas desaparecidas, aunque se estimaba que esa cifra era superior, además
las organizaciones como Madres de Plaza de Mayo sostenía que los desaparecidos fueron
más de 30.000; fueron encontrados trescientos cuarenta centros clandestinos de
detención. Además, está en esta época, los países del Cono Sur fueron afectados
por dictaduras las cuales formaron el Plan Cóndor, que consistía en eliminar al
opositor.
La
educación fue completamente intervenida y manipulada para encajar en los planes
e ideales del oficialismo; se promovía una juventud poco critica e
individualista. En esta época los estudiantes, profesores, artistas y
escritores se movilizaron en contra de estas medidas; lo cual dejo una
exorbitante cantidad de desaparecidos jóvenes.
Utilizaron
eventos de carácter nacionalista (tales como el mundial 78) para distraer lo
que verdaderamente estaba sucediendo, y de esa manera tratar de acercarse a los
intereses populares, pero eso no les basto.
A
finales de 1979 la imagen de la dictadura a ojos del mundo comenzó a ceder y
los familiares vieron un pequeño horizonte; mundialmente ya era más que sabido
lo que ocurría -o al menos en superficie-. Por ello es que bajo el slogan de
´los argentinos somos derechos humanos´ acepto el pedido de la ONU de refugiar
inmigrantes del sudeste asiático; esto sumado a la aceptación de la visita de
la CIDH creo una -temporal- pantalla del país “humanitario” que querían
exhibir.
Sin
embargo, el 6 de septiembre del ´79 llaga la CIDH al país; y luego de ver las
condiciones del mismo realizo un informe sumamente critico -mas de lo que
preveía la junta- no obstante, el gobierno de facto logro manejar los medios
hasta que la opinión pública local no creyera al organismo. Para fines del ´80
el régimen volvió a flaquear, junto con el obligado fin del mandato de Videla,
la economía no hacia mas que empeorar, junto con el ambiente en las calles;
cada vez mas tenso por las violaciones a los DDHH.
Al
poco tiempo de asumir Viola le cede el mando Galtieri, quien resuelve mayor
represión lo cual provoca un incremento en la resistencia y las manifestaciones
de los sectores de DDHH. En pos de aclamar al nacionalismo, es declarada la
Guerra por las Islas Malvinas la cual funciono como teatro un tiempo hasta que
la población noto que solo era una puesta en escena. Perdida la guerra, solo
quedo una profunda crisis económica y miles de vidas menos; esto genero un
aumento masivo de sectores de DDHH, los reclamos sindicales y los adeptos a las
Madres de Plaza de Mayo.
Ante
su inminente fin, el régimen declaro próximas elecciones, no sin antes dictar
el “documento institucional”, el “acta final” y tiempo después “la ley de
pacificación nacional”; las tres hacían referencia a los crímenes cometidos
como ´actos de servicio´ y llamaban al olvido de los mismos. Luego realizo un
“pacto de olvido” con La Multipartidaria y se plantearon los crímenes cometidos
en un contexto de guerra (población insurgente).
Finalmente, el 30 de octubre de 1983 asume constitucionalmente y mediante el voto popular Raúl Alfonsín.
Texto elaborado por: Zabala Emiliano, Sayago Sol, Vera Joaquín, Iskra Alexia, Rodríguez Nyx y Vila Belén.
Bibliografía:
Novaro, Marcos, Historia de la Argentina, Siglo XXI,
Buenos Aires, 2010.
González, M Estela, La dictadura militar (1976 - 1983), en Sociedad, política y economía en la Argentina Contemporánea. Un esbozo histórico, Montaldo ediciones, Buenos Aires, 2000.
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